Es genial que te reconozcan, ¿verdad? Uno de los temas más icónicos de las comedias estadounidenses celebraba un lugar "donde todos saben tu nombre". Pero es aún mejor cuando conocen tu rostro, y en países de todo el mundo, los consumidores utilizan con entusiasmo los quioscos con reconocimiento facial 3D para confirmar su identidad y mejorar su experiencia de compra.
La tecnología 3D está transformando nuestra interacción con el comercio minorista. Mire donde mire, desde robots de inventario hasta estudios de mercado, expositores de ventas, probadores virtuales y seguridad en tiendas, la imagen 3D está creando un futuro minorista más eficiente y rentable. Hoy en día, las cámaras 3D tienen el tamaño aproximado de una pila AA y pueden reconocer al instante objetos, entornos y personas con una precisión de fracciones de segundo.
En combinación con otros dispositivos, las cámaras 3D pueden utilizarse para crear una nueva experiencia de venta virtual, con una integración que no cuesta más que una buena cámara digital 2D. El uso más extendido del 3D en el comercio minorista será en las cajas. Los quioscos con autenticación facial 3D harán las transacciones más rápidas y seguras, mejorarán los programas de fidelización y contribuirán al cumplimiento de las ordenanzas y normativas locales.
A pesar del uso común del reconocimiento facial en Asia, algunos países, como Estados Unidos, tienen preocupaciones sobre la privacidad que han ralentizado la implementación de esta tecnología. En un entorno transaccional, la seguridad es la principal preocupación, y las cámaras con sensor de profundidad pueden ofrecer seguridad de nivel financiero con tan solo un mapa del rostro.
El reconocimiento facial, mediante cámaras 3D, destaca por la recopilación de más puntos de datos que el escaneo de huellas dactilares, lo que proporciona un nivel de seguridad mucho mayor que la entrada mediante teclado y la percepción de profundidad. Las cámaras 3D capturan la información geométrica exacta y los contornos del rostro del usuario sin verse afectados por la iluminación, el color ni la necesidad de una cámara RGB tradicional. Los datos faciales se almacenan como un modelo matemático cifrado y se vinculan a la cuenta de pago de la persona, lo que garantiza la máxima protección de la privacidad.